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[Historia de la Aviación] Antigüedad – Siglo XVIII: Primeros diseños y teorías

Se sabe que alrededor del año 400 a. C., Arquitas de Tarento, un estudioso de la Antigua Grecia, construyó un artefacto de madera que él mismo bautizó con el nombre de «Peristera» (en griego: Περιστέρα, «Paloma»), que tenía forma de ave y era capaz de volar a unos 180 metros de altura. Utilizaba un chorro de aire para alzar el vuelo, pero no se tiene constancia de qué era lo que producía ese chorro. El objeto volador se amarraba mediante unas cuerdas que permitían realizar un vuelo controlado hasta que el chorro de aire terminaba. Este artefacto de madera probablemente fue la primera máquina voladora capaz de moverse por medios propios.

La linterna de Kong Ming, precursora del globo aerostático, era conocida en China desde la antigüedad. Su invención se atribuye al general Zhuge Liang, y fueron usadas para asustar a las tropas enemigas. Sobre el año 300 a. C. los chinos inventaron la cometa, que se considera un tipo de planeador, y desarrollaron técnicas para hacerla volar en el aire. Siglos después, en el año 559 hay documentados vuelos de seres humanos usando cometas. El emperador Gao Yang experimentó con prisioneros, entre los que se encontraba Yuan Huangtou, hijo del anterior emperador, Yuan Lang. Les ordenó lanzarse desde lo alto de una torre, y Yuan Huangtou planeó hasta sobrepasar las barreras de la ciudad, aunque poco después moriría ejecutado.​

En el año 852, el andalusí Abbás Ibn Firnás, se lanzó desde el minarete de la mezquita de Córdoba con una enorme lona para amortiguar la caída, sufriendo heridas leves, pero pasando a la historia como el precursor de los modernos paracaídas.8​ En el 875, contando con 65 años de edad, Ibn Firnás se hizo confeccionar unas alas de madera recubiertas de tela de seda que había adornado con plumas de rapaces. Con ellas se lanzó desde lo alto de una colina, y logró permanecer en el aire durante un breve espacio de tiempo, aunque hay relatos que afirman que voló durante más de diez minutos. El aterrizaje resultó muy violento y Abbás Ibn Firnás se fracturó las dos piernas, pero consideró que la experiencia había sido un éxito, al igual que la gran multitud de personas que lo observaron.

 

Torre de la mezquita-catedral de Córdoba, desde donde Abbás Ibn Firnás realizó su primer salto

Este vuelo sirvió de inspiración para Eilmer de Malmesbury, un monje benedictino, que más de un siglo después, hacia el año 1010, recorrió más de 200 metros en el aire, sobre un aparato similar al de Abbás Ibn Firnás.​

En el 1290, Roger Bacon, un monje inglés, escribió que el aire, al igual que el agua, tenía algunas características propias de los sólidos. Bacon estudió las ideas de Arquímedes relacionadas con la densidad de los elementos, y llegó a la conclusión de que si las personas pudieran construir una máquina que tuviese las características adecuadas, el aire podría soportar esa máquina, al igual que el mar soporta un navío.

 

Diseños de máquinas voladoras realizados por Leonardo da Vinci.

Muy probablemente fue el artista e inventor italiano Leonardo da Vinci la primera persona que se dedicó seriamente a proyectar una máquina capaz de volar. Leonardo diseñó planeadores y ornitópteros, que usaban los mismos mecanismos usados por los pájaros para volar, a través de un movimiento constante de las alas para arriba y para abajo. Sin embargo, nunca llegó a construir tales máquinas, pero sus diseños se conservaron, y posteriormente, ya en el siglo XIX y siglo XX, uno de los planeadores diseñados por Leonardo da Vinci fue considerado digno de atención. En un estudio reciente, se creó un prototipo basado en el diseño de ese mismo planeador, y de hecho, el aparato era capaz de volar. No obstante, al interpretar el diseño del planeador, se aplicaron algunas ideas modernas relacionadas con la aerodinámica. Aun así, este diseño es considerado como el primer esbozo serio de una aeronave.

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[Historia de la Aviación] Siglo XVIII y XIX: Aeronaves más ligeras que el aire

Según crónicas de la época, el primer vuelo realizado con éxito de un globo de aire caliente, fue gracias al padre Bartolomeu Lourenço de Gusmão, un portugués nacido en Brasil en la época colonial, que logró alzar el vuelo de un aerostato, al que denominaría passarola, el 8 de agosto de 1709 en la corte de Juan V de Portugal, en Lisboa. En la demostración, la passarola se elevó unos tres metros por encima del suelo, dejando impresionados a los observadores, y ganándose el apodo de Padre Volador.​ No se conservaron descripciones detalladas del acontecimiento, probablemente debido a que fueron destruidas por la inquisición, pero algunos diseños fantasiosos de la excéntrica aeronave salieron en el periódico vienés Wienerische Diarium de 1709. Según una crónica de ese periódico, el aparato consistía en un globo de papel grueso, que dentro contenía un cuenco con fuego, y que consiguió elevarse más de veinte palmos. No obstante, la passarola no influyó en los desarrollos de la aviación que ocurrirían posteriormente.​

 

Dibujo de la Passarola del padre Bartolomeu de Gusmão

El primer estudio de aviación publicado fue Sketch of a Machine for Flying in the Air (Esbozo de una máquina para volar por el aire), de Emanuel Swedenborg, publicado en 1716.​ Este esbozo de máquina voladora consistía en un fuselaje y dos grandes alas que se moverían a lo largo del eje horizontal de la aeronave, generando el empuje necesario para su sustentación en el aire. Swedenborg sabía que su máquina jamás volaría, pero decía que los problemas que existían en su diseño serían resueltos en el futuro. Sus palabras fueron:

Parece más fácil hablar de una máquina capaz de volar, que de construir una capaz de alzar el vuelo, debido a que esto requiere una mayor cantidad de fuerza de la que el hombre es capaz de generar, y menos peso que el de un cuerpo humano. La ciencia mecánica tal vez podrá ayudar, como una fuerte barra en espiral. Si estos requisitos se cumplen, tal vez un día sabremos mejor como usar este diseño y así realizar las mejoras necesarias para intentar cumplir lo que nosotros actualmente, apenas conseguimos describir. Tenemos pruebas suficientes y ejemplos en la naturaleza que nos dicen que volar sin peligro es posible, aunque cuando se realicen los primeros intentos, posiblemente tendremos que pagar por la falta de experiencia, con un brazo o una pierna (quebrada).

La fuerte barra en espiral descrita por Swedenborg es lo que actualmente se conoce como hélice. Él sabía que la sustentación y la manera de generar esa sustentación serían indispensables para la creación de un aparato capaz de volar por medios propios.

El primer vuelo humano del que se tiene noticia fue realizado en París el 15 de octubre de 1783, en un globo cautivo. Dos meses más tarde, el doctor Jean-François Pilâtre de Rozier y el noble François Laurent d’Arlandes, realizaron el primer vuelo libre en una máquina creada por el hombre. Consiguieron volar durante 25 minutos, recorriendo ocho kilómetros en un globo de aire caliente, inventado por los hermanos Montgolfier, dos fabricantes de papel.​ El aire dentro de la cámara de aire del globo se calentaba por una hoguera de madera. El globo tenía el inconveniente de que era incontrolable, volaba donde el viento le llevase. Este globo, por ser bastante pesado, alcanzó una altura máxima de apenas 26 metros. Los hermanos Montgolfier continuaron fabricando otros globos, logrando varios vuelos con éxito, lo que hizo que la experimentación de vuelos con globos se extendiera por Europa a lo largo del siglo XVIII. Los globos permitían la profundización en los conocimientos acerca de la relación entre altitud y atmósfera. Incluso Napoleón Bonaparte planeó usar globos en una posible invasión francesa a Inglaterra.

 

Primer ascenso de un globo tripulado, el 15 de octubre de 1783. El marqués d’Arlandes y Pilâtre de Rozier lograron recorrer ocho kilómetros en él.

En noviembre de 1792, los ensayos realizados por un grupo de artilleros en el Real Colegio de Artillería de Segovia y después ante el rey Carlos IV de España del vuelo de un globo aerostático, todos ellos dirigidos por Louis Proust;​ fueron los primeros realizados en el mundo en el aspecto militar.

También en España, Diego Marín Aguilera fue el primer hombre, que se tiene noticia que voló con un aparato que pesaba más que el aire. En la noche de 15 de mayo de 1793, Diego Marín Aguilera realizó en Coruña del Conde, provincia de Burgos, un vuelo de 360 metros con un artefacto de hierro y plumas de ave, controlado por el propio piloto que logró alcanzar «cinco a seis varas» de altura sobre el punto de partida hasta tomar tierra al otro lado del río después de haber hecho un recorrido de «431 varas castellanas» (unos 360 metros). El motivo del rápido aterrizaje fue la rotura de uno de los pernos que movían las alas. A la mañana, al enterarse los vecinos de lo acontecido en aquella noche emotiva de mayo, se mofaron de su convecino Marín, creyéndole loco, e incendiaron el plumífero aparato como cosa diabólica.

 

Monumento conmemorativo del vuelo de Diego Marín Aguilera en 1793

Otros inventores, como el francés Jacques Charles, sustituyeron el aire caliente por hidrógeno, que es un gas más ligero que el aire. Pero de igual forma, los globos seguían sin poder ser dirigidos, y solamente la altitud era controlable por los aviadores.

En el siglo XIX, en 1852, el ingeniero francés Henri Giffard inventó el dirigible, que es una máquina más ligera que el aire, y se diferencia del globo en que su dirección sí podía ser controlada a través del uso de timones y motores. El primer vuelo controlado de un dirigible se realizó el 24 de septiembre de ese mismo año en Francia, controlado por el propio Giffard, logrando recorrer 24 kilómetros, a una velocidad de 8 km/h usando un pequeño motor a vapor. A lo largo de finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, el dirigible fue un método de transporte de confianza.​

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Primer vuelo en Venezuela

En 1912, el general Román Delgado Chalbaud invitó a visitar el país al piloto estadounidense Frank E. Boland, miembro de la Boland Aeroplane Motor Co.7​1​ En compañía de Charles Hoelflich y equipo, llegaron a Venezuela a bordo del vapor Maracaibo, donde traían dos biplanos,8​2​ uno de ellos «sin-cola» usado por Boland, convertible en hidroavión con el uso de pontones y uno de tipo «convencional», que era pilotado por Charles Hoeflich.5​

A su llegada a Caracas se dispusieron armar los aviones para el evento que ocurriría el día 29 de septiembre en los predios del Hipódromo El Paraíso1​3​ donde gran cantidad de espectadores se concentraron para tan importante ocasión que contó con la asistencia del Presidente de la República, el General Juan Vicente Gómez. El vuelo duró unos 27 minutos, sobrevolando toda la ciudad de Oeste a Este para terminar aterrizando de nuevo en el Hipódromo El Paraíso.

Durante el segundo vuelo, realizado el día 6 de octubre de 1912, ocurre el primer accidente aéreo en Venezuela ya que despegando del hipódromo El Paraíso en Caracas en una carrera ida y vuelta con destino a Antimano, el biplano convencional de Hoeflich cae en una zanja capotando al final de la pista resultando el piloto con leves heridas y sufriendo el avión serios daños.5​

Posteriormente a los vuelos sobre la ciudad de Caracas Boland realiza presentaciones en Valencia, Puerto Cabello, Barquisimeto, Maracaibo y Ciudad Bolívar, todas ellas con éxito.9​10​

El 20 de septiembre de 1972, al cumplirse 60 años del primer vuelo efectuado por Frank E. Boland en Venezuela, fue aprobado por un Consejo de Ministros el decreto firmado por el Presidente de la República doctor Rafael Caldera; el Ministro del Interior y el Ministro de Comunicaciones, Decreto No 1098, según el cual se establece el 29 de septiembre como el «Día de la Aviación Civil», con la finalidad de conmemorar y recordar el nacimiento de la Aviación Civil en Venezuela, rindiendo así homenaje a los aviadores venezolanos.10​

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El Salto Angel

El Salto Ángel (no salto del Angel) es sin duda una de las caídas de agua más espectaculares y conocidas del mundo, ademas de la más alta con nada menos que 978 metros de altura. Lo que tal vez no sea tan conocido es que el nombre por el que todos conocemos esta enorme cascada no tiene nada que ver con criaturas celestiales, sino que le fue dado por el piloto americano Jimmy Angel (James Crawford Angel) que en 1931, durante un vuelo de exploración sobre la selva, fotografió la cascada que luego llevaría su nombre y estimó su caída en 1.000 metros.

El gran salto, claro, ya había sido visto por los indígenas, que lo conocían con el nombre de Kerepakupai Vená, que significa «salto del lugar más profundo», y aun cuando conocemos al salto Angel por el nombre de este intrépido piloto americano, el origen de su descubrimiento para la civilización occidental no esta del todo claro, al punto de que en la página de la wikipedia podemos encontrar las dos versiones sobre su descubrimiento oficial: según una, el explorador Félix Cardona Puig fue el primero en registrar un mapa en 1927. La otra versión afirma que Ernesto Sánchez La Cruz habría trazado mapas describiendo el salto en 1910 para el Ministerio de Minas e Hidrocarburos.

 

Fotografia del Salto Angel desde el Flamingo, 1937

 

En cualquier caso, lo que si está claro es que Jimmy Angel fue el primero en ver el salto desde el aire, fotografiarlo y organizar una expedición para realizar un reconocimiento más exhaustivo de la zona. Esta aventura se comenzó a organizar en 1937 y acompañaban al piloto en la gesta su esposa María, Gustavo Heny y Miguel Delgado. La intención era aterrizar en la cima del Auyantepuy, la cima del diablo en lenguaje indígena, justo en lo alto de la cascada, e instalar un pequeño campamento con provisiones para 15 días con el objeto de buscar oro. Durante las semanas previas al intento final establecieron un campamento base con una pequeña pista desde donde realizar los vuelos, pero con la tecnología de la época era difícil volver a localizar el lugar que Jimmy había visto unos años atrás.

En uno de los vuelos para reabastecer el campamento, Jimmy volvió a encontrar la zona donde estimaba que podría aterrizar en la cima del Auyantepuy y realizó un toque con las ruedas que le confirmó que había una superficie poco arenosa y sin vegetación lo suficientemente firme como para intentar tomar tierra.

El día 9 de octubre de 1937, a las 11:20 despegaron del campamento base con el mínimo peso, incluyendo el combustible justo para la ida y la vuelta -unos 15 minutos en cada sentido- y se dirigieron al punto que se había considerado como más propicio para intentar el aterrizaje. Una vez alineado, Jimmy estaba tan seguro de poder aterrizar en la primera oportunidad que cortó el combustible y sistema eléctrico para asegurase de que en caso de problemas el avión no se incendiaría. De esta forma, con el motor parado, hizo planear el avión hasta el punto de contacto.

El aterrizaje fue perfecto en primer término y el avión comenzó a rodar perdiendo velocidad y sustentación, hundiéndose, cada vez, un poco más  en el terreno, hasta que pasaron por una superficie más blanda de lo esperado (afortunadamente, ya habían perdido mucha velocidad) y el tren delantero quedó atascado en la tierra provocando que el avión volcara clavando el motor en tierra y comenzando a perder gasolina. Gracias a la precaución de Jimmy de desconectar todos los sistemas antes del aterrizaje no se produjo un incendio o explosión. Eran las 11:45 y los cuatro aventureros salieron ilesos de su aventura aun cuando a Gustavo Heny, que medía casi 1,90m se le rompió el cinturón de seguridad y acabó por encima de Jimmy Angel.